La pérdida de la privacidad no sólo es un tema
desde ya preocupante para la sociedad, sino también que forma parte de la
idiosincrasia y de la cultura en la que se vive; el desarrollo de la tecnología
permite cada vez más intromisiones cotidianas y muy estrechas en la privacidad
de cada uno de nosotros. Las ventajas que tienen estás nuevas tecnologías, es
muy cercano para el conocimiento, por ende la comunicación y la información son
más rápidas, pero de esta forma también tienden a convertirse de manera masiva
en una amenaza para la privacidad.
“Lo que quería decir es que la defensa de la
privacidad no es solo un problema jurídico, sino moral y antropológico”,
resalta el autor; y es exactamente la realidad en la que hoy en día vivimos, la
gente gusta de los exhibicionismos y compra temas amarillistas, como es el caso
del diario “El extra” y del programa de farándula “vamos con todo”, uno de los
diarios más vendidos en el país y el programa con más rating en el televisión
ecuatoriana. Es parte inherente de la libertad la defensa de nuestra
individualidad, pero en casos así podemos ver que su delimitación choca
constantemente con la capacidad y la fuerza de los otros para imponer cualquier
forma de control; y en diarios y programas como estos podemos ver desde el
chisme hasta la persecución.
La libertad significa responsabilidad y eso es lo
que se ve que la gente teme; ser responsable es un aspecto complejo de la
existencia, tanto a escala individual como colectiva, en la actualidad la gente
piensa que literalmente se debe estar pegado a un teléfono celular, a una
portátil, para frecuentar programas como Facebook, Twitter y demás; haciendo
que sea la misma gente se exponga en un espacio que ni siquiera está definido y
abra lo que es íntimo y privado, cediendo así y sin importarle su libertad.
“Lo privado es la base misma de la posibilidad de
ser libre”, ambas requieren responsabilidad y es aquí donde muchas veces la
gente no entiende y le gusta hacer público mucho de su vida privada y que otras
personas también lo vean, existe mucha ingenuidad en la sociedad.
Los periodistas somos también educadores, porque
nos estamos educando para hacer ética de la información, de lo que vemos, etc.
Somos para la sociedad un termómetro de conducta colectiva, los periodistas
somos un referente moral, social, ético y como hace referencia el autor “el
deber de las autoridades que velan por nuestra privacidad no solo es defender a
aquellos que quieren ser defendidos, sino también proteger a aquellos que ya no
saben defenderse”, somos así también parte de las autoridades que debemos
trabajar para que la sociedad vaya olvidando el tema del “Gran Hermano”, del
“cotilleo” de personas “insipientes”, como parte de su vida cotidiana y
privada.