miércoles, 28 de mayo de 2014

La pérdida de la privacidad

La pérdida de la privacidad no sólo es un tema desde ya preocupante para la sociedad, sino también que forma parte de la idiosincrasia y de la cultura en la que se vive; el desarrollo de la tecnología permite cada vez más intromisiones cotidianas y muy estrechas en la privacidad de cada uno de nosotros. Las ventajas que tienen estás nuevas tecnologías, es muy cercano para el conocimiento, por ende la comunicación y la información son más rápidas, pero de esta forma también tienden a convertirse de manera masiva en una amenaza para la privacidad.
“Lo que quería decir es que la defensa de la privacidad no es solo un problema jurídico, sino moral y antropológico”, resalta el autor; y es exactamente la realidad en la que hoy en día vivimos, la gente gusta de los exhibicionismos y compra temas amarillistas, como es el caso del diario “El extra” y del programa de farándula “vamos con todo”, uno de los diarios más vendidos en el país y el programa con más rating en el televisión ecuatoriana. Es parte inherente de la libertad la defensa de nuestra individualidad, pero en casos así podemos ver que su delimitación choca constantemente con la capacidad y la fuerza de los otros para imponer cualquier forma de control; y en diarios y programas como estos podemos ver desde el chisme hasta la persecución.
La libertad significa responsabilidad y eso es lo que se ve que la gente teme; ser responsable es un aspecto complejo de la existencia, tanto a escala individual como colectiva, en la actualidad la gente piensa que literalmente se debe estar pegado a un teléfono celular, a una portátil, para frecuentar programas como Facebook, Twitter y demás; haciendo que sea la misma gente se exponga en un espacio que ni siquiera está definido y abra lo que es íntimo y privado, cediendo así y sin importarle su libertad.
“Lo privado es la base misma de la posibilidad de ser libre”, ambas requieren responsabilidad y es aquí donde muchas veces la gente no entiende y le gusta hacer público mucho de su vida privada y que otras personas también lo vean, existe mucha ingenuidad en la sociedad.
Los periodistas somos también educadores, porque nos estamos educando para hacer ética de la información, de lo que vemos, etc. Somos para la sociedad un termómetro de conducta colectiva, los periodistas somos un referente moral, social, ético y como hace referencia el autor “el deber de las autoridades que velan por nuestra privacidad no solo es defender a aquellos que quieren ser defendidos, sino también proteger a aquellos que ya no saben defenderse”, somos así también parte de las autoridades que debemos trabajar para que la sociedad vaya olvidando el tema del “Gran Hermano”, del “cotilleo” de personas “insipientes”, como parte de su vida cotidiana y privada.