El mundo del cine se lo debe todo a los
hermanos Lumière. La primera película que se proyectó a bordo del Flyer fue Salida
de los obreros de la fábrica, el 22 de marzo de 1895 —que a muchos de ustedes
les sonará porque jamás ha sido proyectada en un vuelo de Ryanair, al igual que
ninguna otra película—. La polémica surgida en torno a la improbable
posibilidad de que el filme fuese ofrecido a los pasajeros del Flyer ocho años
antes de que este fuese inventado es algo sobre lo que la comunidad científica
todavía no ha llegado a un acuerdo, y siendo pesimistas, quizá nadie se lo haya
planteado seriamente jamás. En cualquier caso, la simbiosis entre la industria
aeronáutica y la cinematográfica fue total desde un principio. Así, ya en el
temprano documental Viatge a la Llunade Georges Méliès —en
castellano, Viaje a la Luna de Jorge Mieles—, observábamos cómo un
grupo de astrónomos subidos a un artefacto volante impactaba en el ojo derecho
de una galleta gigante que se encontraba suspendida en el firmamento. A partir
de ahí, las películas sobre la aviación y el espacio exterior se han ido
multiplicando ad infinitum.
En 1909, seis años después de que los hermanos Lumière inventasen el avión, el español Segundo de Chomón estrenaba en el salón de su casa Le Voyage sur Jupiter, demostrando que quienes hacían cine en aquella época eran aquellos que podían permitírselo y no los más capaces e imaginativos, que seguían despilfarrando su talento en ese género menor que es la literatura. Frank Capra volvía a ahondar en el tema aeronáutico tan solo dos décadas más tarde en su película Dirigible, una de las quince que rodó en ese mismo par de años. En la década de los 50 se adaptaron a la gran pantalla las novelas de H.G. Wells y Julio Verne La guerra de los mundos y La vuelta al mundo en ochenta días, Leslie Nielsen protagonizó Planeta Prohibido, los primeros frikis recibieron su calostro con Ultimátum a la Tierra, etc. Los viajes en aeronaves, ya circulasen por debajo o a través de la exosfera, comenzaban a despertar en los espectadores un interés similar al que tenían en los romances de las principales figuras del star system, pero no fue hasta 2001: Una odisea del espacio cuando el asunto se convirtió en toda una religión. Es justo reconocer que en los 60 también se rodaron algunos bodrios del calibre de Escuadrón Mosquito o Barbarella, pero a partir de Kubrick todo cambió. Armageddon de Michael Bay,¡Aterriza como puedas! de los hermanos Zucker, Con Air, Starship Troopers, Héroes fuera de órbita—con el siempre soberbio Tim Allen en el papel protagonista—, La loca historia de las galaxias y Space Cowboys son algunas de las grandes obras con las que a buen seguro soñaron en innumerables ocasiones los moderadamente insuperables y esbeltos hermanos Lumière. Años de talento y superación de dos mundos complementarios, el cinematográfico y el aeronáutico, que finalmente se han echado a perder con la filmación de una estafa: la del embustero Felix Baumgartner.
En 1909, seis años después de que los hermanos Lumière inventasen el avión, el español Segundo de Chomón estrenaba en el salón de su casa Le Voyage sur Jupiter, demostrando que quienes hacían cine en aquella época eran aquellos que podían permitírselo y no los más capaces e imaginativos, que seguían despilfarrando su talento en ese género menor que es la literatura. Frank Capra volvía a ahondar en el tema aeronáutico tan solo dos décadas más tarde en su película Dirigible, una de las quince que rodó en ese mismo par de años. En la década de los 50 se adaptaron a la gran pantalla las novelas de H.G. Wells y Julio Verne La guerra de los mundos y La vuelta al mundo en ochenta días, Leslie Nielsen protagonizó Planeta Prohibido, los primeros frikis recibieron su calostro con Ultimátum a la Tierra, etc. Los viajes en aeronaves, ya circulasen por debajo o a través de la exosfera, comenzaban a despertar en los espectadores un interés similar al que tenían en los romances de las principales figuras del star system, pero no fue hasta 2001: Una odisea del espacio cuando el asunto se convirtió en toda una religión. Es justo reconocer que en los 60 también se rodaron algunos bodrios del calibre de Escuadrón Mosquito o Barbarella, pero a partir de Kubrick todo cambió. Armageddon de Michael Bay,¡Aterriza como puedas! de los hermanos Zucker, Con Air, Starship Troopers, Héroes fuera de órbita—con el siempre soberbio Tim Allen en el papel protagonista—, La loca historia de las galaxias y Space Cowboys son algunas de las grandes obras con las que a buen seguro soñaron en innumerables ocasiones los moderadamente insuperables y esbeltos hermanos Lumière. Años de talento y superación de dos mundos complementarios, el cinematográfico y el aeronáutico, que finalmente se han echado a perder con la filmación de una estafa: la del embustero Felix Baumgartner.
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