Hoy en día y aunque no parezca verdad
desconectarse de cualquier dispositivo, nos da paso para vivir una vida real.
El concepto claro del video “levanta tú mirada”; es un tema que actualmente
está siendo discutido ya que no sólo deriva en la sola consecuencia de
desconectar a las personas de la realidad, sino que además tiene otro concepto;
como la pérdida de relaciones sociales reales, día a día con la tecnología se
puede evidenciar desconciertos de identidad, errores comunicacionales
provocados por los malentendidos de hablar sólo por servicios de mensajería y
conductas no apropiadas con personas cercanas a nosotros.
La polémica se instala en cómo el uso o
abuso de la tecnología afecta a nuestras relaciones interpersonales y la
interacción con el mundo que nos rodea, cómo los nuevos usos y costumbres
alrededor de la tecnología con pantallas, redes sociales e interactividad
digital incluidas atraviesan y modifican nuestra vida cotidiana.
Llevamos dentro una especie de adicción
a las pantallas. Esta es una época muy visual en donde además hay una
sustitución de lo auditivo por lo visual. Y lo táctil queda reservado para la
pantalla y no para las personas. Da la impresión de que esta cibercultura
acerca a los que están lejos pero aleja a los que están cerca.
Las generaciones digitales son las
responsables del nacimiento del phubbing (estar pendiente del celular y dejar
de prestar atención a quien nos acompaña) y que no exista esa conversación cara
a cara; o hasta una historia de amor que nunca sucedió porque uno de los
protagonistas iba por la calle mirando hacia abajo a su Smartphone y no se
percata de que se cruza con él la mujer de su vida. Es normal ver a la gente en
la calle, en restaurantes, en centros comerciales o en sus casas usando sus
celulares a cada momento, muchas veces sin comunicarse con las personas que
están cerca; es por esto que el objetivo de este video es socializar más con la
gente, ver que de cierta manera la tecnología no siempre es buena.
“Levanta la mirada” nos muestra
la historia que cada uno de nosotros está viviendo, esta nueva sociedad, desde
los ojos del realizador que irónicamente eligió YouTube para contar su opinión,
dice que es una generación de idiotas con Smartphone, de tontos con teléfonos
inteligentes.
El presente y el futuro es lo
digital, intangible pero con un infinito número de oportunidades de
conocimiento, de información ya sea esta relevante o redundante. La fluidez de
la modernidad, no se detiene, no se estanca en algo; nos movimos a gran
velocidad desde el capitalismo pesado, al capitalismo actual y por
consecuencia, este tiene que dar paso a otro sistema.
Esta era de la modernidad
líquida deber dejar el legado de aprendizaje, de conclusiones que nos atañen a
que nuestra realidad la imponemos nosotros de acuerdo a nuestras necesidades ya
que en realidad nosotros somos quienes trazamos el camino y encargamos el
mantenimiento y arreglo de este a una pequeña esfera que se adueña de este
camino.
Pero cuando no hay recursos
para mantener este camino, se construye una bifurcación para continuar con el
recorrido, ya que la aventura no se detiene, solo cambian las rutas, ya sean
estas lentas, empedradas, polvorientas; o autopistas de ocho carriles,
señalizadas y de alta velocidad. La importancia radica en el conductor, cuanto
más consciente se está del entorno y a donde se quiere llegar, el viaje será
más seguro.
Sin duda Twitter, Whatsapp, Facebook,
Skype, nos ayudan a conocer a mucha gente o a sentirlos cerca a pesar de las
distancias; pero jamás van a sustituir el mundo real, el contacto, el beso, la
mirada, el aroma, el tacto…
Y es que a veces estamos tan ocupados
mirando los celulares que no vemos lo que realmente pasa a nuestro alrededor, perdiendo
oportunidades sin darnos cuenta. Podemos ver que años atrás no pasaba esto y
nos damos cuenta de que este medio de comunicación que llamamos social es todo
lo contrario, que para abrir la pantalla de una laptop o un celular provoca que
se cierren otras puertas más importantes; por ello es recomendable que las
personas levanten la vista de sus celulares y demás dispositivos móviles, mirar
directamente a su entorno y disfrutar al máximo de la vida, sin intercambios
digitales.
Debemos encontrar el equilibrio perfecto
entre estos dos mundos, el real y el virtual; saber cuál es el más adecuado en
cada momento y que ninguno de los dos eclipse al otro.
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